Se acerca esa época del año donde todos paramos para descansar, nos encontramos en una época también muy factible para reflexionar.

Las vacaciones pueden ser momentos de disfrute, alegría, diversión, descanso y relax que me permiten olvidarme de todo, pero también son muy útiles para entrar hacia dentro y escanear donde me encuentro.

Septiembre es un mes de inicio, un mes donde se producen cambios, pero además un mes donde se dan muchas depresiones y crisis existenciales. ¿Por qué? Porque vivimos un mes, tres semanas o quince días una realidad “ficticia”, y cuando hemos de volver a la “cruda” realidad es cuando nos encontramos con estos sentimientos de infelicidad, depresión y angustia.

En estos días estoy reflexionando mucho sobre la sociedad que estamos creando y la verdad es que me asusta un poco.  Venimos a la vida a aprender, crecer, conectar con nuestra esencia más pura y creo que estamos haciendo todo lo contrario.

Vemos en las redes sociales fotografías constantemente de momentos felices, de helados super apetecibles en lugares de ensueño, de paisajes de póster, de lo feliz que nos sentimos y la verdad que esto no es un problema, si realmente fuese así.  Creo que la era de las redes sociales (Instagram, Facebook o incluso tinder y otras aplicaciones para ligar) está ocasionando tal desconexión entre las personas que nos estamos convirtiendo en máquinas de coleccionar momentos, ni siquiera sintiéndolos ni viviéndolos.

Me asombra ver que viene un plato a la mesa y lo primero que hacemos es sacar el teléfono para fotografiarlo y mostrar al mundo lo bien que estoy comiendo, me sorprende ver en apps de citas personas que ni siquiera hablan a los demás y tan sólo quieren estar ahí “coleccionando” personas para subir su ego…  ¿Dónde han quedado esos momentos de compartir, saborear, disfrutar, vivir… un plato, una cita, una conversación interesante, un café?

Vivimos por y para los demás, creando vidas “falsas” y realmente eso, es lo que te hace estar infeliz.  Volver de vacaciones a tu rutina no debería de ser tan horrible si te sintieras feliz contigo mismo, hicieras lo que hicieras.  Si estuvieses conectado con tu esencia, viviendo la vida que quieres sin mirar las circunstancias.

Si estuviéramos conectados no necesitaríamos “momentos para desconectarnos”, para huir, para salir corriendo, para olvidar… simplemente viviríamos todo sin juzgar, sin sufrir, sintiendo y viviendo.

La única forma de poder vivir esto, es despojándote de todos esos patrones impuestos, de esas máscaras, de ese ego.  Entrando hacia adentro, conectando con tu esencia y conectando con el amor más puro e incondicional hacia ti mismo.

Porque estamos creando un mundo lleno de tecnologías que apaga a las personas, y apaga esos momentos, que tan sólo tú cuerpo y tu cerebro pueden retener, porque tú eres la única persona que los estás viviendo.

Disfruta la vida sin importante lo que piensen los demás, sin importante los likes que tienes, sin importante si tienes muchos “matches”.  Disfruta la vida siendo tú en tu máxima esencia, disfrutando de la naturaleza, de las personas auténticas y huyendo de las “modas”.  Sé que es difícil, pero no imposible.

No pretendo dar consejos a nadie ya que si he hecho este artículo es porque me doy cuenta que yo también caigo en estas cosas, yo no soy ni mejor ni peor que nadie, pero sí me paro a reflexionar y me doy cuenta que algo no estamos haciendo bien.  Yo por lo menos, lo voy a intentar, espero que tú también.

 

Si creamos personas más auténticas, se darán momentos más auténticos.